“Soledumbre”
surge como una necesidad que va más allá de uno mism@, la de mirar al otr@, la
de alcanzar lo que incesantemente se escapa.
¿Es
la soledad hoy en día más aguda?
¿Llamamos
Soledad a lo que, en realidad, es abandono?
¿Cúantos
nombres tiene Soledad, cúales le pertenecen y cúales no?
Soledad
se muestra de muchas formas, no es sólo estar físicamente aislado, sí es
sentirse solo.
Soledad
es estar rodeado de personas y que nadie te vea, es la compulsiva conectividad
de nuestros días.
Soledad
es el ruido ensordecedor, la prisa, el ansia de la que tantas personas son
presas.
Ha
penetrado por todas partes, edades y condiciones.
Generar
soledad es no querer ver que otr@ te necesita.
Que
cada un@ de nosotr@s se plantee al menos o analice el momento en el que vive,
la sociedad de la que es parte y la parcela de responsabilidad que tod@s
tenemos.
El
metafórico retorno a la tierra del personaje es esa mirada al cielo, a la
apertura, para dejar de doblar el cuello, para dejar de doblegarnos. Es una
vuelta, no al pasado, sino al olor de la tierra , a los sonidos del mundo, a la
lluvia y a las voces de l@s otr@s.
Aprender
a “bailar” con Soledad, mirarla de frente, sin miedo y desde ahí, salir
al mundo a pedir ayuda, a sanar heridas y a mirar al otr@.